lunes, 18 de julio de 2016

Exfoliación con azúcar



Algunas de vosotras ya sabéis lo que pienso acerca de la exfoliación. No todas las pieles la necesitan, no debe ser abrasiva y no hay que abusar de ella.

La exfoliación con azúcar no es de las más suaves, pero en ocasiones, y especialmente en verano, apetece muchísimo este tipo de limpieza que da tan buenos resultados. Cómo tenemos que hacerla y con qué frecuencia es lo que os voy a contar.

El azúcar está formado por cristalitos con aristas, de lo cual se deduce que utilizado de forma incorrecta puede arañar nuestra piel, así que nunca la usaremos sobre la piel seca, vamos a extenderla en la ducha totalmente mojadas. Empezaremos con hombros, brazos y piernas. Frotad con suavidad, despacio y sin presionar. Notaréis que los cristalitos se van deshaciendo, redondeando, es ahora cuando podéis animaros y masajear a vuestro gusto. Ya cuando esté casi disuelta la extendéis por las demás zonas del cuerpo, incluido el rostro, de esta forma nunca molestaréis a la piel. Aclaraos (ideal con agua fresca) y secar a golpecitos de toalla.

La frecuencia dependerá de cada tipo de piel pero nunca debemos tomarla como una costumbre, hagámosla en esos momentos puntuales que de verdad lo necesite. Así que hay que estar atenta y saber escuchar a nuestro cuerpo. Y si os dice que sí, aquí tenéis la receta, bien sencilla:

3 cucharadas de azúcar
4 cucharaditas de aceite (girasol, oliva…)
1 cucharadita de sal
4 gotas de aceite esencial
Si queréis sacar nota, podéis hacer un macerado de oliva y zanahoria (antioxidantes que acompañan muy bien a la exfoliación)










El resultado, después de salir de la ducha, es una piel brillante, súper súper suave, fresca, hidratada,… dulce.



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