lunes, 26 de octubre de 2015

Tintura de resinas para jabones


La resina es una secreción natural de los árboles que actúa como mecanismo de defensa frente a las agresiones de organismos nocivos -insectos, bacterias, hongos- o por la pérdida de humedad. Su extracción, mediante un proceso manual, es tremendamente laboriosa y a pesar del extraordinario desarrollo de la industria química no ha podido ser sustituida debido a sus muchas aplicaciones y al incremento de productos más ecológicos y sostenibles.

Antiguamente ya confiaban en su valor medicinal y sangraban a los árboles para obtener estas resinas terapéuticas. Hoy, su uso como antioxidante, antiséptico y conservante natural es muy apreciado en la industria de farmacia y cosmética.

Resinas como el benjuí, incienso o copal a mí me sirven para redondear el aroma, dando calidez y fijación a cremas y jabones. Se incorporan al jabón en forma de tintura (disolución en alcohol) en la fase de espesamiento. A las que os gusta hacer jabones y no las conocéis aún, tened cuidado pues aceleran mucho la traza, ojo con entretenerse. Yo le añado una proporción del 6 % (se puede llegar hasta un 10 %) del peso de los aceites esenciales.

Para elaborar tintura de resinas:
A principios de marzo, cuando los árboles empiezan a despertar de su letargo invernal, grabar un corazón en el tronco de uno de ellos.
Volver para el verano y recoger las pequeñas gotas de resina que se deslizan por la superficie.
Esperar a que estén secas para triturarlas.
Macerar durante 30 días en cinco partes de alcohol 80º por una de resina triturada.





lunes, 19 de octubre de 2015

Jabones translúcidos de glicerina




Ya llevo unas cuantas formulaciones para este jabón, empeñada en que sea lo más transparente posible. El anterior quedó ideal, era como un trozo de ámbar, color naranja coñac, muy limpio. Pero con algunos inconvenientes.

Este tipo de jabones llevan solventes para darles nitidez. Alcohol, azúcar y glicerina, con poco margen para el error: demasiado alcohol el jabón es áspero, encoge y produce poca espuma, demasiada glicerina y azúcar lo ablanda y se gasta enseguida. Siempre que disminuyamos estos tres ingredientes obtendremos jabones menos traslúcidos, más duraderos y personalmente, de más calidad. Y esto fue lo que me planteé con el último. Dejé a un lado la transparencia y rebajé los porcentajes. Al 50 % jabón y solventes.

La elaboración también la cambié. Ya que no buscaba el jabón cristal, suprimí el paso donde a la masa de jabón, antes de agregarle los solventes, se la pone al baño María para gelificar. Uno a uno, sin dejar de remover, los fui incorporando directamente, sin esperar a la gelificación.

El ácido esteárico para estos jabones me parece insustituible. Da calidad y dureza a la pastilla además de propiedades emolientes y protectoras. El aceite de ricino es humectante y actúa también como solvente dando transparencia, pues tiene en su composición más de un 80% de ácido ricinoléico. Siempre con cantidades ajustadas.

Las que a mí me funcionan:

Alcohol   12 %
Azúcar     9 %
Glicerina 13 %
Agua       16 %


Pero seguramente seguiré rebajando estos porcentajes. Quiero encontrar la formulación de un jabón que me regalaron, espectacularmente bueno, con los mismos ingredientes pero con proporciones aún desconocidas para mí.






Precioso otoño




lunes, 5 de octubre de 2015

Burbujas para nuestras mascotas





Soy algo perezosa para caminar y necesito motivarme. Hay una casa, cerca de la mía, que, por estas fechas, suele tener crías de gatitos. La mamá de mi gato era de esta casa, muy dócil y guapa, como su hijo. Bueno, es que también tiene perros y una cerdita. Imaginaos si tengo motivos para el paseo. Me enamoran los animales y esto me hace arrancar.

Una tarde fui allá con la máquina de fotos y estuve con ellos hasta que anocheció, encantada con sus juegos. La chancha hacía de mamá, cuidaba y jugaba con los gatitos y aunque tienen a su madre, todas las noches duermen apoyados en la panza de la cerdita, que es enorme y blanda.

Me pregunté mientras los observaba cómo reaccionarían si los metiese en la bañera y los cubriera de espuma. Seguro no les iba a gustar. A mi gato desde luego que no, vive en semilibertad y las burbujas no forman parte de su vida. Lo suplo con buenos cepillados que le vuelven loco, va dándose vueltas como una croqueta para que el cepillado sea completo y por igual.

Si las mascotas viven en pisos hay que bañarlos y aunque “pongan cara de perro” se van a acostumbrar. Aconsejan una vez al mes y a buen juicio del que le cuida, con productos suaves y que lleven ingredientes calmantes para evitar picores y sequedad de la piel.

El jabón es de aceite de oliva, sin olor, para no interferir en sus finísimos olfatos, ya que, en el caso de los perros, el cuarenta por ciento de su cerebro está dedicado exclusivamente al análisis de los olores, existiendo una íntima relación entre el olor y el comportamiento. El olfato de los gatos, además de ser muy bueno, no sólo le sirve para oler sino que posee otro órgano adicional, el órgano de Jacobson, en la parte interior y superior de la boca, que le permite una vez recogidos los olores del aire sobre la lengua, al apretarla sobre este órgano, “saborear” dichos olores.


Lo pensaremos dos veces antes de perfumar a nuestras mascotas.