miércoles, 4 de julio de 2018

Jabón y crema de lavanda y hierbaluisa



Jabón de lavanda y hierbaluisa
 Nutritiva de lavanda, hierbaluisa y zanahoria



"Si se piensa en ello, el sol ha estado aquí desde siempre, y todos los individuos han estado expuestos a él", dijo Karina Acevedo-Whitehouse, epidemióloga molecular de la Universidad Autónoma de Querétaro, en México. "Por lo tanto, es una presión selectiva bastante fuerte que el sol ha impuesto a los animales y que ha llevado a crear muchos mecanismos para contrarrestarlo”. Algunos de estos mecanismos son obvios: el pelo, la piel, la lana, las plumas y las escamas de muchos animales crean una barrera protectora entre el sol y la piel. Estas adaptaciones son tan efectivas que el único momento en que realmente fallan es cuando los humanos intervienen. Por ejemplo, los cerdos domésticos (criados para tener menos pelo) son más sensibles al daño del sol que sus primos salvajes.
Los elefantes y rinocerontes no solo tienen pieles más gruesas, sino que también se cubren regularmente de polvo o barro para crear un protector solar rudimentario. Los hipopótamos producen o diseñan un FPS de marca propia, segregan un líquido escarlata por sus poros que se parece a la sangre. En 2004, un grupo de científicos japoneses descubrió que los compuestos de color rojo anaranjado en este líquido para recubrir la piel protegían a los hipopótamos de los rayos UV.
Cuando las condiciones son extremas, la mayoría de los animales se retiran a la sombra o se refugian en madrigueras. "Todo eso está ayudando a los animales a sobrellevar la situación, de ahí que no veamos muchas quemaduras de sol en estas especies”.
Desde abrigos protectores, hasta protectores solares hechos por ellos mismos, pasando por la curación rápida... Estos animales inteligentes al sol pueden algún día darnos las pistas que necesitamos para proteger de forma eficaz nuestra propia piel.
Fuentes:
Live Science
Quo

¿Aprenderemos alguna vez a beneficiarnos del sol?