lunes, 28 de octubre de 2019

Pectina de manzana en cosmética y cocina



La pectina es un tipo de fibra que se encuentra en la capa superior de plantas y frutas, vendría a ser como el colágeno de nuestra piel. Se concentra en las cáscaras y semillas y aunque no contribuye de manera relevante a nuestra nutrición es una fibra alimenticia soluble, que juega un papel clave en los procesos digestivos creando un ambiente hospitalario para las bacterias benéficas, permite un mejor acceso a los nutrientes y minerales. Manzanas, limones, naranjas, mandarinas, membrillos, arándanos, grosellas…, que forman parte de nuestra dieta diaria, nos regalan gran cantidad de esta fibra tan interesante.

En cocina la utilizo para espesar mermeladas, así puedo disminuir el porcentaje de azúcar y acelerar el proceso, también para endulzar postres o glasear las tartas de frutas, y me encanta tomarla sola, es dulce, ácida y al estar algo gelificada se te pegan los labios, qué rica.

Es un aditivo seguro sin límites de consumo diario en farmacia, utilizado ampliamente como excipiente en la formulación de comprimidos, geles, cubiertas de formas, etc. Entre los usos terapéuticos atribuidos a la pectina está su capacidad para bajar el colesterol, el mecanismo por el que las fibras solubles lo reducen se debe a un descenso en la absorción de colesterol en el intestino.

Y en cosmética la manzana se ha usado desde la antigüedad en mascarillas faciales para reafirmar y eliminar impurezas. Con su pH similar al de la piel hace cremas y jabones muy indicados en aquellas que son sensibles o sufren alergias. Pero lo que más valoro es la particularidad que tiene de retener el agua gracias a la pectina. Se estudió la utilización de esta como recubrimiento de algunas frutas observándose, en la mayoría de los casos, una menor pérdida de humedad. Y esa es mi intención, retener toda la humedad posible en la piel.

Para hacer pectina de manzana, versión líquida, hay que cocer las manzanas (granny smith poco maduras) durante treinta minutos aproximadamente. Pasamos el líquido a través de un colador cubierto con una gasa y se deja escurrir sin chafar, solo queremos el líquido. Dejadlo reposar mínimo 8 horas o toda la noche.
El resultado de esta cocción es la que utilizo para productos de cosmética (geles, jabones o cremas), para repostería dejo consumir el líquido hasta la mitad, veréis que va gelificando y depende de vuestro gusto dejarlo más o menos concentrado. Es la jalea.

Cantidades: 1,5 kg manzana en 1 ½ agua. También le añadí un membrillo.
Las cáscaras y pepitas, que es donde se concentra mayor cantidad de pectina, hay que cocerlas envueltas en una gasa, a la vez que la fruta pelada.
Y finalizando, la pectina que nos sobre al congelador, en cubitos, para cuando la necesitemos.




Aceite de oliva, de coco y cera de abeja
Con pectina de manzana



Con la manzana cocida podéis hacer tarta o empanada. Os dejo una receta que suelo hacer a menudo:


sábado, 21 de septiembre de 2019

Lo interesante del hidrolato


 

Si bien el hidrolato (agua de leche) contiene moléculas aromáticas y agua, no es agua con aceite esencial. Es agua floral extraída de las plantas mediante la destilación por arrastre de vapor. Tiene un aspecto blanco lechoso, de ahí su nombre, y se considera, tanto a nivel cutáneo como en ingesta, mucho más seguro que los aceites esenciales.

Lo interesante del hidrolato es que aparte de llevar alrededor del 1% de las moléculas hidrosolubles del aceite esencial también abarca la fracción molecular hidrosoluble de la planta. No incluye en sí el aceite esencial pues este es por definición insoluble en el agua, pero sí que contiene la información, por lo que sus propiedades son más beneficiosas y totalmente seguras para la piel, muy recomendable en bebés y niños.

Algunas de vosotras me habéis preguntado si se obtiene lo mismo con la cocción o infusión. La finalidad coincide, todas buscan capturar los principios activos de la planta, pero la única que extrae la esencia pura es la destilación, consigue llegar hasta el registro o depósito de la planta en un proceso físico que mantiene sus cualidades sin alterarlas. Para este proceso se necesita un alambique, en el que se calentará el agua juntamente con la planta y, gracias a los milagros de la ciencia, se logra desprender las sustancias volátiles que serán arrastradas con el vapor por un tubo enrollado en espiral, donde se enfriará y se obtendrá nuevamente un líquido compuesto de… hidrolato y aceite esencial. Magia ¿verdad?
En la cocción o infusión gran parte de las esencias se pierden al evaporarse.




Con hidrolato de lavanda y rosas



martes, 17 de septiembre de 2019

Fondant de ducha



La diferencia que hay entre las barritas de mantecas y el fondant de ducha de la foto es que las primeras no llevan agua, pero estos trocitos de “mantecados” sí llevan fase acuosa y, para ligar, una cera emulsionante, que solubiliza los aceites produciendo un efecto lácteo al contacto con el agua. El resultado es una agradable leche corporal hidratante, ligera y sólida.

Ingredientes:
Aceite de coco macerado con zanahoria
Aceite de babasú
Cera de abeja
Cera emulsionante
Hidrolato de rosas
Extra para exfoliar: coco rallado y azúcar



El fondant de ducha lo podemos hacer sin agua y sin cera de abeja, pero no se puede prescindir de la cera emulsionante, es la que le da el toque mágico.

 



No compréis belleza, comprad salud para la piel

miércoles, 19 de junio de 2019

Jabones de sal con hidrolato de lavanda y rosas


 

“Baños de ola”. Lo prescribían hace muchos años los médicos con la finalidad de combatir el asma, la depresión o los problemas circulatorios. También existía una guía del bañista, con estrictas normas de aplicación, para aprovechar al máximo los efectos terapéuticos del agua de mar (cuántas olas podían recibir, o en qué postura encararlas en función de la dolencia, cuánto tiempo tenían que estar, …). Hoy conocemos de sobra las propiedades del agua de mar y la piel es uno de los órganos que más se beneficia de ellas. Sales minerales como cloruros de sodio, magnesio, calcio, potasio, yodo, etc., mejoran la dermis con sus cualidades antioxidantes, cicatrizantes y antiinflamatorias.
Que estos jabones no van a reemplazar un “baño de ola” no deja dudas, y que consiguen una piel más suave porque limpian con efecto exfoliante también, y que son uno de los mejores antisépticos naturales, está probado. Pero… tienen un inconveniente, llevan sal marina y un elevado porcentaje de aceite de coco, y aunque se contrarresta con un mayor sobreengrasado, el jabón es astringente, así que las pieles secas no deben usarlo.


Sal
Aceite de coco, ricino y girasol
Hidrolato de lavanda y rosas








lunes, 27 de mayo de 2019

Entre amapolas y caléndulas

Un día precioso, dedicado exclusivamente a nuestro huerto.

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.
(Fray Luis de León) 



 


Dormido profundo

No les gustan las fotos
  
Aromáticas

lunes, 20 de mayo de 2019

Jabón y nutritiva de cera de abeja





- ¡Anita!, ¿¡¡sabes a quién he conocido!!? -
- Pues no -
- ¡A un señor, de aquí del pueblo, que tiene colmenas y te va a dar toda la cera que recoja! -
- ¿¿¡¡¡¡¡Sin limpiar!!!!!?? -
- No sé, pero ¿qué más te da? -

No, no me da lo mismo. No es lo mismo que te den la torta de cera ya limpia a recibir trozos vírgenes del panal con su miel, jalea real, propóleo y polen, todo incluido. Me fascinan las abejas y su trabajo, las admiro por su gran comunidad solidaria, su organización, su sabiduría…vaya, que son ¡perfectas! Y tener entre las manos parte de su mundo no tiene precio, para mí es el insecto social más importante de nuestro ecosistema, es el auténtico especialista en química natural.

Maurice Maeterlinck, poeta naturalista o científico con alma de poeta, las describió así: “el alma del estío, el reloj de los minutos de abundancia, el ala diligente de los perfumes que vuelan, la inteligencia de los rayos de luz que se ciernen, el murmullo de las claridades que vibran, el canto de la atmósfera que descansa”. En una de sus reflexiones compara “el espíritu de la colmena” con la inteligencia humana, llegando a la conclusión que la colmena alcanza un grado de perfección dentro de la Naturaleza superior al del hombre: “Ningún ser vivo, ni siquiera el hombre, ha realizado en el centro de su esfera lo que la abeja en la suya, y, si una inteligencia ajena a nuestro globo viniese a pedir a la tierra el objeto más perfecto de la lógica de la vida, habría que presentarle el humilde panal de miel”.

¡Mira que es bonito un panal!, qué perfección de celdas, aún hoy se preguntan los sabios si es mero instinto o inteligencia, yo me inclino por la segunda, creo en su inteligencia grupal. Las he observado muchas veces cuando trabajo junto a ellas en el jardín y las veo tan organizadas, con ese carácter colectivo tan fuerte. Nunca tuve problemas con ellas cuando coincidimos en alguna planta, nos respetamos mutuamente, además, hay flores para todas. Lo que sí procuro es ralentizar mis movimientos para no asustarlas y entonces escucho su murmullo, como dijo el poeta “el canto de la atmósfera que descansa”, es igual.

Pues la cera que me regaló el apicultor venía impregnadísima en miel, con olor fuerte a colmena, delicioso. Estaba emocionada. Eran casi ocho kilos que se quedaron en kilo y medio de cera virgen, dos semanas limpiándola, a cien gramos por día, fue todo un disfrute. Ya sabéis que la cera de abeja junto con el aceite son básicamente mis componentes para cremas, bálsamos y jabones y cada día estoy más convencida de que con estos dos principios activos cubro todas las necesidades de la piel.

¿Conocéis la diferencia entre la cera de opérculo y la cera de panal? La primera es la más clara que hay en el mercado y la más apreciada por el apicultor, ya que no tiene tanto deterioro como la de panal que puede contener hasta un 50 % de impurezas. ¿Y sabéis qué es la cera de opérculo? Antes matizo que el término opérculo proviene del latín operculum, "tapadera" y es una capa de cera con la que las abejas cierran las celdillas del panal para proteger la miel y las crías. Según qué celdillas vayan a sellar el opérculo será fino y poroso o denso e impermeable. Y es que para que sus crías puedan tomar oxígeno y liberar gases tóxicos, como cualquier otro ser vivo, es necesario que el opérculo permita el intercambio de gases (aire) entre el interior y el exterior, por el contrario, los opérculos de las celdillas que almacenan miel deben impedir ese trasiego para evitar la entrada de humedad, es lo que llamaríamos compartimentos estancos provistos de aislamiento térmico.

Y si las abejas, que son tan inteligentes, cuidan amorosamente a sus crías entre finas capas de cera o protegen celosamente su rico alimento en una compacta celdilla hermética, también de cera, aplicando proporciones nada más, ¿no podemos hacer lo mismo con nuestra piel?, realmente solo consiste en “diferencias de estructura”, a diferente piel pues… distinto porcentaje de cera. Chicas, hay que aprender de las maestras.
Jabón de cera de abeja, karité y aceite de oliva
Nutritiva de cera de abeja, karité, aceite de sésamo, hidrolato de lavanda y óxido de zinc




miércoles, 8 de mayo de 2019

Jabón con aceites de coco y girasol bio




"La flor nos conduce a la sensibilización del alma, a la sabiduría universal. Aquél que pierde la sensibilidad de asombrarse con la belleza de una flor, deja morir su alma".

Hace muchos años, en la antigua Persia, utilizaban un medio criptográfico de comunicación a través del simbolismo floral para expresar sentimientos o emociones. El rey Carlos II de Inglaterra importó este arte a Europa recopilando información por todo el mundo para instaurarlo en su corte, dando lugar a la creación de la “floriografía victoriana”, pero hoy solo podemos especular con los significados de esta comunicación, no somos capaces de entender la complejidad de aquel hermoso sistema.

La floriografía en esa época fue aceptada como una lengua más dentro de la sociedad. Desarrolló toda una cultura de mensajes ocultos y codificados a través de las plantas y sus diferentes composiciones y características. Era un lenguaje alternativo, sutil y secreto en un tiempo de costumbres rígidas y estrictas, una forma muy sofisticada de transmitir, solo al alcance de aquellos que sabían interpretarlas. Para cada momento, sentimiento o propósito había una flor. Y sí, hoy conocemos el listado de las atribuciones simbólicas de cada una de ellas, pero no abarca la diversidad que existió en aquel período.

Tal vez nunca volvamos a entender todo lo que implicaba la floriografía, ojalá que los estudiosos la recuperen y podamos comunicarnos a través de ella, es divertido y apasionante descifrar mensajes emocionales que además estimulan y agilizan la mente.

Jabón de aceite de coco, girasol bio, manteca de cacao y colofonia




lunes, 15 de abril de 2019

Hidrolato de rosas y aceite de camelia


Con ingredientes “KM 0”: hidrolato de rosas y aceite de camelia






¿Y qué son los productos “KM 0” o “cadena corta” o “hecho al lado de casa”? Son los que se recolectan y se consumen en un radio no superior a 100 Km, o sea, productos locales y de temporada que no precisan condiciones especiales de envasado para la conservación, que reducen el desecho de elementos no biodegradable como plásticos o bandejas de poliestireno y que disminuyen las emisiones de CO2 producidas por el transporte. No es poco. Además, hay menos intermediarios.

Aclaro que “Km 0” no es equivalente a ecológico y sí, lo ideal sería combinar ambos criterios, pero si no es posible deberíamos optar por la cercanía, siempre será mejor un producto local que otro producido a miles de kilómetros, a mí esto me parece muy pero que muy ecológico, es que se fomenta el desarrollo sostenible, la defensa de la biodiversidad, el comercio justo y un compromiso ético con los productores.

Emilio Suero, pastor de la Mayada Ceñal (Picos d'Europa) no pudo estar más acertado cuando dijo: "El ganáu y nosotros semos los mejores ecologistas"








miércoles, 3 de abril de 2019

Jabón de café con leche


Aceite de oliva, manteca de cacao, cera de abeja, café y leche de cabra




“La madre naturaleza es providencial. Nos da doce años para desarrollar nuestro amor por nuestros hijos antes de que sean adolescentes” -William Galvin-.

Es como un antes y un después, al menos lo fue para mí. En cuestión de pocos meses le cambió la voz, la piel, el pelo, la estatura… y el comportamiento. Vestía de otra forma, se dejó melena, convirtió la habitación en su santuario y día sí, día no, llegaba tarde a cenar. No sabéis cómo echaba de menos al niño que dejó de ser y cómo me costaba entender al adolescente. Nos pasa a todas, miramos asustadas los pasos tambaleantes que da el pollito al salir del nido siguiendo el camino que los llevará a crecer como personas.

Pero ¿no creéis que hoy tardan demasiado en madurar? Se habla del síndrome de Peter Pan, adolescentes eternos anclados en la niñez. Años atrás había una especie de rito de iniciación adulta que ayudaba simbólicamente a superar este trance: irse a la mili, sacarse el carné de conducir, empezar a trabajar o ir a la universidad; era como un estímulo mental, un empujoncito para ser mayores “en teoría”, sí que es verdad que hoy los adolescentes desarrollan antes, pero demoran más en integrarse socialmente.

Les afecta bastante las modas o tendencias, los adolescentes son carne de propaganda y manipulación, tienen que hacer un sobreesfuerzo añadido para digerir todo lo que leen y todo lo que ven, para exponerse lo menos posible a los medios de comunicación y a internet, y eso es tan difícil. Seguir la moda es una norma social que les marca su día a día, en sus decisiones, conductas y actitudes. Y aunque tengan su propio criterio este es muy flexible y tremendamente permeable.

Sentada en la puerta de un colegio solo hay que observarles: llevan los mismos complementos, usan los mismos gadgests, hablan de los mismos planes de ocio y utilizan las mismas muletillas al hablar. Es una manifestación más de las conductas que rigen la sociedad y no deberíamos exigirles que tengan un criterio estético de adulto. Se han de vestir como un adolescente, han de ir a la moda, PERO NO ESTAR ATRAPADOS POR ELLA.

Mi hijo dejó atrás la adolescencia, afianzó su personalidad y ¡sorpresa!, esto que nos vienen repitiendo los psicólogos sobre qué y cómo debemos trasmitir a los hijos, pues había funcionado, veía comportamientos míos en él, qué contenta. Lo decía la madre Teresa de Calcuta: “La palabra convence, pero el ejemplo arrastra. No te preocupes porque tus hijos no te escuchan, te observan todo el día”. O Albert Einstein “educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única”. ¡Ojo!, enganchan lo bueno y lo malo, tened cuidado que a veces nos descuidamos y no somos la mejor referencia.

En fin, que "la vigilancia eterna es la única solución" (Deborah Belle), así que no se puede bajar la guardia. Y a propósito, jamás pude convencer a mi hijo de que dejase de usar los champús de la tele y a día de hoy aún espero que me pida un jabón, aunque solo sea para probarlo. Por si acaso, siempre tengo alguno que pueda llamarle la atención. Este de café tal vez le resulte atractivo, el pobre madruga tanto.


“La inspiración que le da un hijo a su madre la hace ser especialmente aguda en los procesos creativos”

martes, 19 de marzo de 2019

Jabón y nutritiva de naranja



Aceite de naranja, manteca de cacao y cera de abeja



Nutritiva de aceite de naranja y cera de abeja

Me llamó la atención esta poesía tan simpática de una adolescente cargada de realismo

POSIBLE AUTORRETRATO
Yo siempre quise ser una mujer de bien,
ser alguien de provecho, valiente, emprendedora,
mesurada en las fobias, estable en los afectos,
brillante en los estudios, por poner un ejemplo.
Yo siempre quise ser una mujer de bien
y tenerlos a todos felices y contentos,
a mis padres y amigos, a Fulano y Mengano,
a Diestro y a Siniestro…
Pero hay alguien en mí que todo lo estropea,
que tuerce los caminos, equivoca las cosas,
desbarata mis planes, incumple mis promesas.
Alguien que pisa antes que yo sobre mis huellas.
En fin, visto lo visto, ya lo dicen mis padres:
«a este paso, hija mía, no llegarás a nada».
Está bien, os lo debo, lo siento, lo confieso:
aludiendo a un anuncio, no soy como Farala.
Soñadora, insegura, mitómana, algo vaga,
con vocación de hormiga y verano de cigarra,
contradictoria y harta de conciliar extremos
en mi defensa alego
que siempre quise ser una mujer de bien
pero que en su defecto
soy, en el buen sentido de la palabra, mala.
Silvia Ugidos

¿Habéis pasado por esto?


                                                                                                                     Ilustración África Muñoz