lunes, 15 de abril de 2019

Hidrolato de rosas y aceite de camelia


Con ingredientes “KM 0”: hidrolato de rosas y aceite de camelia






¿Y qué son los productos “KM 0” o “cadena corta” o “hecho al lado de casa”? Son los que se recolectan y se consumen en un radio no superior a 100 Km, o sea, productos locales y de temporada que no precisan condiciones especiales de envasado para la conservación, que reducen el desecho de elementos no biodegradable como plásticos o bandejas de poliestireno y que disminuyen las emisiones de CO2 producidas por el transporte. No es poco. Además, hay menos intermediarios.

Aclaro que “Km 0” no es equivalente a ecológico y sí, lo ideal sería combinar ambos criterios, pero si no es posible deberíamos optar por la cercanía, siempre será mejor un producto local que otro producido a miles de kilómetros, a mí esto me parece muy pero que muy ecológico, es que se fomenta el desarrollo sostenible, la defensa de la biodiversidad, el comercio justo y un compromiso ético con los productores.

Emilio Suero, pastor de la Mayada Ceñal (Picos d'Europa) no pudo estar más acertado cuando dijo: "El ganáu y nosotros semos los mejores ecologistas"








miércoles, 3 de abril de 2019

Jabón de café con leche


Aceite de oliva, manteca de cacao, cera de abeja, café y leche de cabra




“La madre naturaleza es providencial. Nos da doce años para desarrollar nuestro amor por nuestros hijos antes de que sean adolescentes” -William Galvin-.

Es como un antes y un después, al menos lo fue para mí. En cuestión de pocos meses le cambió la voz, la piel, el pelo, la estatura… y el comportamiento. Vestía de otra forma, se dejó melena, convirtió la habitación en su santuario y día sí, día no, llegaba tarde a cenar. No sabéis cómo echaba de menos al niño que dejó de ser y cómo me costaba entender al adolescente. Nos pasa a todas, miramos asustadas los pasos tambaleantes que da el pollito al salir del nido siguiendo el camino que los llevará a crecer como personas.

Pero ¿no creéis que hoy tardan demasiado en madurar? Se habla del síndrome de Peter Pan, adolescentes eternos anclados en la niñez. Años atrás había una especie de rito de iniciación adulta que ayudaba simbólicamente a superar este trance: irse a la mili, sacarse el carné de conducir, empezar a trabajar o ir a la universidad; era como un estímulo mental, un empujoncito para ser mayores “en teoría”, sí que es verdad que hoy los adolescentes desarrollan antes, pero demoran más en integrarse socialmente.

Les afecta bastante las modas o tendencias, los adolescentes son carne de propaganda y manipulación, tienen que hacer un sobreesfuerzo añadido para digerir todo lo que leen y todo lo que ven, para exponerse lo menos posible a los medios de comunicación y a internet, y eso es tan difícil. Seguir la moda es una norma social que les marca su día a día, en sus decisiones, conductas y actitudes. Y aunque tengan su propio criterio este es muy flexible y tremendamente permeable.

Sentada en la puerta de un colegio solo hay que observarles: llevan los mismos complementos, usan los mismos gadgests, hablan de los mismos planes de ocio y utilizan las mismas muletillas al hablar. Es una manifestación más de las conductas que rigen la sociedad y no deberíamos exigirles que tengan un criterio estético de adulto. Se han de vestir como un adolescente, han de ir a la moda, PERO NO ESTAR ATRAPADOS POR ELLA.

Mi hijo dejó atrás la adolescencia, afianzó su personalidad y ¡sorpresa!, esto que nos vienen repitiendo los psicólogos sobre qué y cómo debemos trasmitir a los hijos, pues había funcionado, veía comportamientos míos en él, qué contenta. Lo decía la madre Teresa de Calcuta: “La palabra convence, pero el ejemplo arrastra. No te preocupes porque tus hijos no te escuchan, te observan todo el día”. O Albert Einstein “educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única”. ¡Ojo!, enganchan lo bueno y lo malo, tened cuidado que a veces nos descuidamos y no somos la mejor referencia.

En fin, que "la vigilancia eterna es la única solución" (Deborah Belle), así que no se puede bajar la guardia. Y a propósito, jamás pude convencer a mi hijo de que dejase de usar los champús de la tele y a día de hoy aún espero que me pida un jabón, aunque solo sea para probarlo. Por si acaso, siempre tengo alguno que pueda llamarle la atención. Este de café tal vez le resulte atractivo, el pobre madruga tanto.


“La inspiración que le da un hijo a su madre la hace ser especialmente aguda en los procesos creativos”