martes, 14 de noviembre de 2017

De leche de cabra y aceite de rosas




“Llama por teléfono, manda un telegrama, díselo-a-una-mujer”
“Para poder realizar una venta hay que tocar al cliente”


Estée Lauder, defensora convencida del contacto directo y cercano con el cliente, innovó las demostraciones y las muestras gratis a sabiendas que cuando una mujer probara su producto lo adoraría. Táctica indispensable si crees en lo que estás ofreciendo.

Recuerdo un día que vinieron a casa dos amigas para probar una loción y un acondicionador. Este último lo hago en barritas de 10 gramos aproximadamente, o sea, es un acondicionador sólido y muy pequeño. Una de ellas al verlo no sabía si tenía que reírse pensando que yo estaba de broma. - ¿Qué usas tú? ¿de qué manera te lo echas? -, le pregunté. Con un gesto de dedos; índice, medio y anular, simuló cómo los introducía en el bote y cargaba con un buen emplasto.

Ahora la que se reía era yo, - pues que sepas que en cosmética natural el “pegote” no está bien visto -, y pasé a explicarle todo lo que sabía de mi crema y acondicionador. Con gestos, miradas, risas y conversaciones, no solo de potingues, comprendieron perfectamente la filosofía de los productos naturales y a día de hoy están contentísimas con ellos.

Contaros lo que se me ocurra aquí, en el blog, me encanta, pero hablar con vosotras, ver vuestras caras y escuchar vuestras preguntas es genial, más si apenas conocéis de estos temas y comenzáis a tener inquietudes sobre cómo cuidar y entender la piel a través de esta aventura cosmética.

La loción es nueva, no por los ingredientes sino por la combinación de éstos. Lleva hidrolato de lavanda, aceite de rosas, leche de cabra en polvo y conservante (aunque soy reticente con él, esta crema tiene que llevarlo, de lo contrario duraría apenas una semana). Una emulsión fluida bastante estable a pesar de no haberle echado cera de abeja que la sustituí por goma xantana. Resultó deliciosa, la piel queda satinada, nutrida, sin rastro de aceite; y es tan agradable de extender.
El acondicionador sólido lo hice con cera emulsionante de origen vegetal y aceite de coco bio. El jabón tiene aceite de oliva virgen extra macerado con rosas, manteca de cacao, cera de abeja y leche de cabra.


¿Cómo usamos el acondicionador? Entre las manos, debajo de un chorrito de agua, frotarlo, comenzará a soltar toda su suavidad. Extenderlo en el pelo húmedo. Lo podéis utilizar también sobre el cabello seco en las puntas.