lunes, 13 de marzo de 2017

Jabones de sal con karité y macerado de plantas (romero, manzana y membrillo)






“La diosa Naturaleza

Prolifera últimamente en las redes sociales un tipo de usuario preocupado por el medioambiente pero en general poco informado y/o con opiniones radicales, que disfruta abrazando tópicos como el tremendismo apocalíptico o la visión “Disney” de la Naturaleza. Son personas que no dudan en calificar al ser humano de “malvado”, “irresponsable”, “voraz”, “tarado”, “asesino” y lindezas similares por su comportamiento con el entorno, metiendo a todo el mundo en el mismo saco y advirtiendo de la casi inminente destrucción del planeta.

Es cierto que a estas alturas del siglo XXI hemos desarrollado una capacidad, difícil de imaginar hace poco, para perjudicar amplias zonas de la Tierra, por ejemplo a través de la contaminación masiva o de armas nucleares. Sin embargo, siempre me ha parecido un acto de absoluta soberbia intelectual (tan típico del homo sapiens) esa fábula de aires indigenistas según la cual podemos medirnos de tú a tú con la Naturaleza, como si ésta fuera realmente esa abuelita amorosa e indefensa que soporta en silencio cualquier desmán de su nieto.

No es así, la Naturaleza puede mostrarse de muchas formas, pero es justa e implacable, carece de favoritismos. No puede ser de otra manera, ya que se basa en el equilibrio. Existen leyes naturales, que a veces contradicen las inventadas por la cultura y a la larga terminan prevaleciendo por la sencilla razón de que no existimos al margen de la Naturaleza: somos un mero fragmento del conjunto general, por muy importantes que nos creamos. Ergo, si alguna vez logramos atentar de verdad contra ese equilibrio, ella nos destruirá sin contemplaciones. Como lo ha hecho antes con otras muchas especies y como lo hará en el futuro con otras tantas.

Éste debería ser el más poderoso de los argumentos para proteger y respetar nuestro entorno, tanto en el caso de las personas insensibles a las que les trae sin cuidado la conservación medioambiental como en el de aquellas cuya motivación nace del amor hacia el planeta, hacia la misma vida.

Por ello urge recuperar nuestra posición real en el decorado y comprender a qué nos obliga, pues la existencia del ser humano tiene un sentido dentro del equilibrio citado, aunque todavía no comprendamos bien cuál es. La búsqueda de esa razón última es un juego apasionante que nuestros ancestros cantaron en cuentos y leyendas en los que el héroe (el ser humano) buscaba el tesoro (el sentido de su vida) con la ayuda de protectores mágicos como enanos, elfos, magos o seres del otro mundo (simbolizando todos ellos a la propia Naturaleza)”

Pedro Pablo G. May (escritor y periodista ambiental)

Y una receta para un planeta más habitable, del mismo escritor: 

“Lo más urgente, con diferencia, es la educación medioambiental de las jóvenes generaciones: potenciarla y multiplicarla por todo el mundo, no sólo en los países occidentales. Cualquier otra medida que queramos tomar no es más que un parche mientras la gente no comprenda mayoritariamente que es esencial cuidar nuestro entorno. Sólo se protege lo que se ama y sólo se ama lo que se conoce”

Con lo fácil que es quererla!!





lunes, 6 de marzo de 2017

Renovando envoltorios




Buscaba en las redes un tutorial para cajitas de regalo y cambiarle el look al envoltorio de este jabón. Aparecieron cientos y ya empecé a agobiarme, suerte que di enseguida con uno bastante simple donde casi se hacen solas, pocos utensilios y reciclados. Pero al terminar la cuarta caja ya me aburrí y me lancé al “menos fácil todavía”. Acabé comprando todos los materiales que se me antojaron para mejorarlas. La quinta es la que veis y las siguientes algo más trabajadas para los jabones de cuerpo, igualmente os las enseñaré en otra entrada. En fin, no hay mucho más que decir, que el jabón encajó perfectamente en la cajita que decoré con papel de flores, fiel a mi estilo.

Echad un vistazo al vídeo, aunque sea por curiosidad



El jabón, hoy relegado a un segundo puesto, lleva SCI (tensioactivo), aceite de menta, aceite de coco, almidón de maíz y aceite esencial de té verde.