lunes, 16 de enero de 2017

Jabón y crema de aceite de rosas y esencia de orquídea venus

Aceite de oliva macerado con rosas, hidrolato de rosas y esencia de orquídea venus

“Cada espejo, cada pantalla, cada escaparate es un lugar en el que nos vemos, miramos y comparamos. Son los jueces insobornables de la belleza y la fealdad. Tan mágicos y sinceros como taimados y peligrosos. Y hay tantos, y tan al alcance de cualquiera, que es inevitable contemplarse en ellos, y lo peor es que lo que vemos casi nunca nos satisface plenamente” (Jesús J. de la Gándara)


Rarísimo que no sea nuestra imagen lo primero que nos llama la atención cuando pasamos por un escaparate, mirar a través del cristal, que también nos encanta, está en segundo término. Y todavía más extraño es que en una reunión de cinco chicas, tres de ellas, yo incluida, confiesen que dejaron atrás esa dependencia. Después de reírnos un rato explicamos a las que aún seguían siendo adictas a cualquier superficie que devuelva su imagen, que como el espejo de casa no hay ninguno. Es nuestro “espejito, espejito…”, el que nos da el último visto bueno antes de salir y el primero al regresar. Solo coqueteamos con él.
 –¿Por queeeeeeé?- Pues porque hay mucho engaño por ahí fuera, cientos de ilusiones ópticas que nos acechan nada más salir de casa. Espejos cóncavos, espejos convexos, juegos de espejos, juegos de sombras, combinaciones de luces, … ¿Qué sentís cuando os miráis en la luna de un coche, o en el espejo retrovisor, o en algunos de esos horribles probadores?, a mí se me clava en la mente y tardo días en recuperar la autoestima. Vaya, que a cierta edad no se está para sustos, tema de salud mental.

Al hilo de esto vi una entrevista muy simpática a un personaje de la televisión, Mario Vaquerizo, que viene a corroborar lo que os contaba anteriormente. Decía que siempre antes de salir de casa la última mirada es para su espejo, pone caras y elige la mejor, luego la interioriza y así de estupendo proyecta esa imagen cargada de autoestima a los demás. Pues me parece un buen ejercicio que deberíamos hacer a diario, pero solo una vez, más de una creo que agobiaría.

El jabón lleva unas gotas de orquídea venus (esencia), un refuerzo, según mi prima Mariví (experta y apasionada de esta planta), que estimula las características femeninas de nuestra personalidad y estabiliza nuestro lado femenino. Por supuesto, donde mejor funciona es en cremas, que siempre acompaño con este jabón.




Qué adulador!   Y me lo dice todos los días!!