lunes, 30 de mayo de 2016

Jabón para el cabello con lavanda, romero y manzanilla




“Navaja y misterio” contestó el actor Yul Brynner, pionero en el rape, cuando le preguntaron sobre el secreto de su éxito. “La calvicie es como el frac: hay que saber lucirla”.
Ningún hombre se libra del riesgo de perder pelo. Pero si es para ganar en magnetismo… me parece bien.
Pues exceptuando los casos de calvicie, esto que os voy a contar, basado en teorías evolutivas, intenta resolver la pregunta que se hace la ciencia de por qué a lo largo de millones de años hemos mantenido el pelo de la cabeza y perdimos el resto del vello corporal.

Dicen que nuestra desnudez no es más que una de las muchas adaptaciones que desarrollamos en la historia de la evolución. Hace dos millones de años, en África, se encontraba un antepasado de la raza humana, el homo erectus. Caminaba casi como nosotros, razón por la que los paleoantropólogos creen que ya en aquellos tiempos podríamos estar perdiendo el pelo.

En este período coincidieron una serie de cambios climáticos que formaron lo que hoy en día son las sabanas abiertas del este de África. Los homínidos se adaptaron desarrollando una serie de características que lo predispondrían a ser excelentes cazadores. Perseguían a sus presas durante horas hasta agotarlas de cansancio.

Así que tuvo que desarrollar un mecanismo de refrigeración corporal para evitar el sobrecalentamiento. Las glándulas sudoríparas se encargaron de esta función pero con el inconveniente que suponía el retraso de la evaporación del sudor a causa del pelo, que si bien puede ser una defensa contra el sol se perdió a favor de una adaptación para correr bajo el sol, pero se mantuvo el pelo de la cabeza como una protección contra la insolación.

La piel se protegió del sol con una pigmentación oscura que evitaba los efectos de la radiación ultravioleta. A su vez, apareció una aclimatación contra el frío que se podía sufrir por la falta de pelaje: el aumento de la grasa debajo de la piel. Ésta, ayuda a retener el calor a la vez que no impide la evaporación del sudor en momentos de sobrecalentamiento. Así que la pérdida de vello corporal no es más que una de las grandes adaptaciones de nuestra evolución para convertirnos en expertos maratonistas.

De lo expuesto os hago el resumen: el pelo de la cabeza es necesario para proteger al cerebro de la insolación por la locomoción bípeda. Así que habrá que cuidarlo, ¿no?


 


Jabón con macerado de manzanilla y romero en aceite de oliva, hidrolato de lavanda, aceite de ricino y cera de abeja.


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