domingo, 17 de enero de 2016

Agua de rosas y aloe vera


Del aloe vera se ha dicho todo. Conocemos bien esta planta y como consumidoras, muchas ya, no nos puede faltar en nuestro “pequeño laboratorio de alquimia”. Hoy, somos capaces de elaborar ungüentos y cremas casi casi como nuestras antepasadas, vamos recuperando la curiosidad y el placer de conocer las propiedades de las hierbas, los secretos de salud y belleza que encierran los productos naturales que son, al fin y al cabo, el origen y fundamento de la cosmética actual. 
Enumerar las propiedades del aloe vera sería alargarme mucho. En esta ocasión quiero contaros la que creo que es la más interesante, su poder de regeneración. 

Pioneros en la investigación científica, allá por los años 30, los doctores Collins, padre e hijo, trabajaron en un producto -Alvagel- para mejorar y curar las lesiones producidas por los rayos-X, tales como úlceras, llagas o quemaduras. Los tratamientos tuvieron un resultado muy satisfactorio con un éxito superior al 90 % de los casos. Este descubrimiento despertó gran interés en la comunidad científica, especialmente entre los dermatólogos, por lo que pronto aparecieron nuevos estudios e informes confirmando el potencial del aloe vera en el campo de la medicina. Tal vez aquí fue el despegue de esta extraordinaria planta que ya se conocía desde épocas antiquísimas.

Si no tenéis la planta en casa (garantía de saber qué consumimos) aseguraos de que el producto que compráis es de buena calidad y realmente eficaz.
Y si tenéis dudas haced esta prueba:
En un vaso con agua echad unas gotas de tintura de yodo (betadine). Quedará una mezcla de color rojizo, tóxica si se ingiere. Si añadimos una cucharada de pulpa o zumo de aloe vera observaremos que la mezcla se vuelve cristalina y apta para beberla, así sabréis que el producto es de confianza. Una prueba muy fácil que funciona. La planta básicamente se “come” los tóxicos transformándolos en nutrientes (por el mismo proceso natural que un árbol toma CO2 -dióxido de carbono- y lo convierte en oxígeno y nutrientes). 

¡Esto sí que es poder de purificación!

Jabón de agua de rosas, aceites de oliva y argán, cera virgen y jugo de aloe vera.
  



Ya invierno. Apetece.
Calentar la cocina con bollos dorándose al horno, encender velitas a las seis de la tarde, dormitar entre mantas y cojines, cine, mucho cine o embobarse con el fuego. Sí sí sí, sí que apetece.









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