martes, 14 de enero de 2014

Jabón y crema natural con aceite de manzana



La fruta medicinal por excelencia, “una manzana al día aleja al médico de tu casa”. Sus propiedades son muchas y reconocidas en el campo de la medicina, alimentación y cosmética. En éste último se ha extendido ampliamente su uso por los beneficios y cuidados que aporta a la piel. En mascarillas, acompañadas de masajes, refresca y reafirma las zonas flácidas, además de eliminar impurezas. Hidrata las pieles más secas gracias a su alto contenido en pectina, vitaminas y minerales. Y no nos podemos olvidar del tan recurrido vinagre de manzana, que funciona muy bien como desodorante natural, para dar brillo al cabello o aliviar las quemaduras.
Cuando probé este aceite me gustó su textura ligera y su rápida absorción. La piel quedaba fresca, satinada y jugosa, sin duda debido en parte al contenido en pectinas  que favorecen y regulan los mecanismos de transporte de agua, convirtiéndola en gel y reteniendo así la humedad. Después de un tiempo me convenció y lo incorporé a mis productos como “aceite que no debe faltarme”.
Hacer aceite de manzana es refácil. Buenas manzanas, buen aceite de oliva y tres horas macerando con temperatura no superior a 37º. Las manzanas hay que trocearlas a mano, con la batidora sueltan mucho jugo y se nos va a hacer un puré indeseable. Deshidratadas también es una buena opción.

Por cierto, me ha venido a la cabeza, ¿sabíais que no fue una manzana la que nos impidió el paso a Edén? En las escrituras no aparece ningún pasaje mencionando este fruto ni otro conocido. Echad un vistazo y lo comprobaréis. Posiblemente fue un pintor de la época de Leonardo da Vinci, Alberto Durero, que en el año 1507 inmortalizó a Adán y Eva con su manzanita.
Y lo que también es cierto es que fue una mujer, Eva, quien eligió alimentarse del Árbol del conocimiento y no del Árbol de la Vida (el de la inmortalidad), decidió ser mortal a cambio de la sabiduría. Ya apuntábamos.

Ingredientes del jabón y crema: Aceite de oliva macerado, argán, coco, aceite de almendras y cera virgen. Con hidrolato de rosas. 







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